La lucha contra el delito y el estudio de los delincuentes y
del castigo data desde la antigüedad. Filósofos como Sócrates, Platón o
Aristóteles ya hablaron sobre este tema, atribuyendo los delitos a deficiencias
físicas o mentales e incluso a la herencia.
A mediados del siglo XIII, Tomás de Aquino intentó también
sentar las bases de la filosofía del derecho penal en su obra Escolástica, y en
la Edad Media se realizaron algunos estudios médicos para investigar crímenes
aislados.
Escuela Clásica
En el siglo XVIII, filósofos, políticos como Morro, Beccaria,
Rousseau, Voltaire, Montesquieu, quien tras las ideas humanitarias, legalistas,
enciclopedistas, iluminista, liberal-individualista y racionalista. Postulan que
el ser humano es igual entre si con libre albedrío y racionales.
El jurista italiano Cesare Beccaria compendia en su obra Trattato dei delitti e delle
pene (De los delitos y las penas) las leyes existentes, tratando de encontrar
la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y evitar una interpretación
desviada por conceptos morales de los jueces. Enrico Ferri es
considerado unos de los precursores de la criminología y se le toma como punto
de arranque de la escuela clásica. Con esta escuela clásica acabaron las
injusticias derivadas de la aplicación del derecho penal, generalizando el
respeto a la ley, y reconociendo garantías individuales al limitar el poder del
Estado. Sus bases fueron sentadas en 1839 por
Antonio Rosini con su obra Filosofía del Diritto
Escuela Positivista
En el siglo XIX, se empiezan a aplicar los métodos de
observación científica al crimen, con el fin de determinar las causas de la
criminalidad. En este momento es cuando la escuela italiana (Lombroso, RafaelGarófalo, Enrico Ferri) pretende encontrar la causa profunda de la delincuencia
en las anomalías corporales y mentales de los individuos y de la escuela
francobelga (Durkheim, Guerry, Lacassagne, Quételet, Tarde) denuncia la
influencia del medio social, verdadero «caldo de cultivo de la criminalidad».
Ezechia Marco Lombroso
Ezechia Marco Lombroso: conocido con el pseudónimo Cesare
Lombroso y considerado el Padre de la Criminologia, fue un médico y criminologo
italiano, representante del positivismo criminológico, llamado en su tiempo la
nueva escuela (Nuova Scuola), teoría sostenida también por Enrico Ferri y
Raffaele Garofalo.
Lombroso dijo que las causas de la criminalidad están
relacionadas con la forma, causas físicas y biológicas.
Un aspecto particularmente difundido de la obra de Lombroso
es la concepción del delito como resultado de tendencias innatas, de orden
genético, observables en ciertos rasgos físicos o fisonómicos de los
delincuentes habituales (asimetrías craneales, determinadas formas de
mandíbula, orejas, arcos superciliares, etc.). Sin embargo, en sus obras se
mencionan también como factores criminógenos el clima, la orografía, el grado
de civilización, la densidad de población, la alimentación, el alcoholismo, la
instrucción, la posición económica y hasta la religión.
La Escuela Cartográfica
o Escuela de Estadística Moral
Era aquella defensora del método estadístico, y fue la
escuela precursora del positivismo. Para esta escuela el delito es un fenómeno
social y claramente colectivo, el cual va regirse por aquellas leyes que son
naturales.
Es a principios del siglo XIX cuando hay que empezar a
estudiar la criminología desde un punto de vista social, es decir, estudiarla
analizando los problemas que están empezando a surgir en la sociedad como
consecuencia de la revolución industrial. Empieza a ser necesario explicar
porque la sociedad esta como esta y dar una serie de soluciones siempre desde
un punto de vista empírico.
Método estadístico
El método para analizar la sociedad es el método estadístico,
solo con este método se van a poder dar soluciones a los problemas existentes
en la sociedad. De esta forma se está empezando a construir un camino hacia la
escuela positiva.
Crimen como fenómeno social
El crimen va ser considerado como un fenómeno social, es
decir hay que dejar de estudiarlo como algo individual, ya que empieza a ser un
fenómeno colectivo, de masas. Los hechos de la sociedad son hechos que son
regulados por las leyes naturales.
Para poder estudiar correctamente el crimen hay que realizar
análisis estadísticos, por lo que hay que atender a todas las posibles
variables existentes, a la frecuencia de las mismas y su distribución por
series.
Los representantes más destacados de esta escuela son los
siguientes: Quetelet, Guerry, V. Ottingen, W. Rawson, Mayhew
Las escuelas eclécticas
Son aquellas que se sitúan entre la escuela clásica y la
escuela positiva. Existieron tres escuelas eclécticas a lo largo de la historia
de la criminología, la primera de ellas fue la denominada como la Terza
Escuela. Para la Terza Escuela había que realizar una separación clara entre
aquellas disciplinas que se dedicaban a lo empírico de aquellas que se
dedicaban a lo jurídico. El delito era considerado como algo complejo que se
componía de dos tipos de factores, los factores internos y los factores
externos. El delincuente se dividía en tres tipos: el delincuente habitual, el
delincuente ocasional y el delincuente anormal.
La Terza Escuela rechazaba por completo todas aquellas clasificaciones
realizadas por los positivistas y el libre albedrío que defendían en la Escuela
Clásica. Por ello, para la Terza Escuela hay que atender al carácter
psicológico de los delincuentes para poder estudiar bien la disciplina de la
criminología.
La Escuela Alemana Sociológica, cuyo máximo representante fue Von Liszt el cual defendía una
serie de ideas por parte de esta escuela. En primer lugar los pensamientos que
se mantienen son prácticos, relacionados con el mundo social. El delito va ser
considerado como algo jurídico y natural, por lo tanto hay que estudiarlo desde
los dos puntos de vista. Lo que mejor se adapta a la sociedad es un mecanismo
de penas y de medidas de seguridad, es decir, el dualismo penal.
Este autor escribía el programa de Margurgo donde realizo un
análisis de la delincuencia sosteniendo que su origen se centraba en varios
factores, los más principales eran los siguientes:
- Los defectos de la personalidad humana.
- Falta de aprendizaje en la sociedad, y por consiguiente de socialización.
- La pésima Administración de Justicia que existía en aquella época.
La Escuela de la defensa social: La tercera escuela, para esta escuela
lo más importante era que la sociedad tuviera la suficiente seguridad, es
decir, que estuviera lo suficientemente defendida de todo tipo de conductas
delictivas que pudieran ocurrir en la misma. Para ello intentaban compaginar la
criminología con el derecho penal.
El autor más importante de esta escuela fue Gramática, el cual se encargó de
fundar el centro internacional de estudios de defensa social.
Escuela de Chicago
A partir de principios del siglo XX se desarrolla en EEUU un
nuevo paradigma en la investigación criminológica al centrarse en las razones
que causaban el hecho de que en unos barrios se cometieran más delitos que en
otros. De esta época es destacable la investigación empírica sobre delincuencia
juvenil de Shaw y McKay, que concluyeron en que los barrios con ciertas
características (entre ellas, el deterioro físico, la heterogeneidad cultural,
población decreciente, pobreza, etc) eran más proclives a producir una mayor
delincuencia. Esto sería así porque estos barrios se encontrarían socialmente
desorganizados y no pueden realizar su función de control social ante actos
desviados.
Años posteriores
En el siglo XX, los criminólogos se esfuerzan en hacer una
síntesis de los descubrimientos precedentes. En diferentes países comienza a
manifestarse una tendencia a ampliar el campo de la actividad criminológica:
unos incluyen en ella la criminalística (Alemania); otros, la penología; hay
otros que preconizan el estudio conjunto de la ciencia del crimen y de la
ciencia de la reacción social suscitada por él (Estados Unidos). En este siglo,
la criminología ha influido notablemente en la evolución del derecho penal.
Con los posteriores avances en el campo de la psicología y
sociología algunos investigadores han propuesto nuevos enfoques, entre ellos se
encuentran: Jean Pinatel, Edwin Sutherland, Robert Merton, Travis Hirschi,
Ronald Akers, Robert Agnew, Diana Fishbein, Sampson y Laub, Felson, Cornish,
Gary LaFree, David Farrington, Michael Gottfredson, Charles Tittle, entre
otros.
En Latinoamérica son varios los investigadores que se han
destacado en esta área, especialmente los pertenecientes a países como
Argentina, Colombia, México y Venezuela. Entre ellos sobresale la labor de
criminólogos como: Alfonso Quiróz Cuarón, Rosa Del Olmo, Emiro Sandoval
Huertas, Luis Rodríguez Manzanera, Lolita Aniyar de Castro, Alfonso Reyes
Echandía, Eugenio Raúl Zaffaroni, Juan Manuel Mallorca, Elio Gómez Grillo,
Álvaro Pérez Pinzón, Filadelfo Del Carmen Labastidas, Luis Gerardo Gabaldón,
Christopher Birkbeck; entre muchos otros que han colaborado con esta rama de
las ciencias sociales.
Criminología moderna
A partir de mediados del siglo XX, se presenta un cambio de
paradigma en la ciencia criminológica fijando su atención en los procesos de
criminalización, en el ambiente social, pero estudia también a la víctima.
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